La visita de Donald Trump al Reino Unido ha comenzado con una suntuosa cena de Estado ofrecida por Carlos III en el castillo de Windsor, evento que cumplió con creces las expectativas del expresidente estadounidense en cuanto a protocolo y ceremonia. Sin embargo, la visita no está exenta de desafíos políticos, ya que la rueda de prensa conjunta con el primer ministro británico, Keir Starmer, se presenta como un escenario complejo. Ambos líderes deben abordar temas delicados como el caso Epstein, la situación en Gaza y la paralización de las negociaciones de paz en Ucrania. La relación de Trump con Epstein sigue siendo una preocupación en Estados Unidos, mientras Starmer enfrenta su propio lío tras cesar al embajador británico en Washington por sus vínculos con el controvertido millonario.
El itinerario de Trump también incluye una visita a la residencia de Chequers, donde fue recibido por Starmer y su esposa con una ceremonia tradicional. Además, ambos líderes se reunieron con empresarios tecnológicos para firmar un importante acuerdo de inversión en energía nuclear e inteligencia artificial, valorado en más de 280.000 millones de euros. Sin embargo, la sombra de los manifestantes antitrumpistas y temas críticos como la gobernanza en Gaza persisten, con especulaciones sobre el posible reconocimiento británico del Estado palestino una vez que Trump abandone el país. Pese al éxito protocolario, la imprevisibilidad de Trump y la complejidad de los temas en discusión prometen mantener la tensión durante esta visita de Estado.
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