La tensión entre Estados Unidos y Colombia ha aumentado significativamente tras las recientes declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, quien acusó a su homólogo colombiano, Gustavo Petro, de promover el narcotráfico en su país. El conflicto ha escalado a raíz de un ataque estadounidense a un submarino en el Mar Caribe, presuntamente transportando drogas, que según Petro ocurrió en aguas colombianas. Trump afirma que el objetivo era una narcolancha venezolana, mientras que Petro sostiene que había colombianos a bordo. Este incidente ha avivado el intercambio de acusaciones, con Trump amenazando con suspender los subsidios a Colombia y Petro denunciando una agresión más amplia en la región.
La relación bilateral, fundamentalmente comercial y militar, se encuentra en un punto crítico, especialmente después de que Trump revelara operaciones encubiertas de la CIA en territorio venezolano. Estas acciones, que recuerdan el intervencionismo del pasado en Latinoamérica, han sido calificadas como «actos de guerra» por la Casa Blanca, aunque violan el derecho internacional. Trump ha justificado nueve operaciones en el Caribe contra embarcaciones vinculadas al narcotráfico, con un saldo de 30 muertos. Las críticas de Petro a las intervenciones militares de EE.UU. y su acusación de un conflicto por el petróleo tensionan aún más la ya complicada relación.
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