El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó confusión al retractarse de sus declaraciones sobre el conflicto entre Israel y Hamás, afirmando que no habrá un «final concluyente» en la situación actual. En una reunión de gabinete, Trump explicó que la guerra ha perdurado durante mucho tiempo y que es poco probable que se alcance una resolución en el corto plazo. Hace apenas 24 horas, sin embargo, había sugerido que se podría esperar un desenlace en «dos o tres semanas», postura que contradijo al ser preguntado por los periodistas sobre los recientes ataques en Gaza.
En medio de este contexto, la organización Human Rights Watch (HRW) alertó que el Ejército de EE.UU. podría enfrentar repercusiones legales por asistir a las Fuerzas de Defensa Israelíes, a quienes se ha proporcionado inteligencia militar relacionada con bombardeos en Palestina. HRW señaló que esta injerencia coloca a EE.UU. como «parte del conflicto», bajo el argumento de que su apoyo podría constituir complicidad en posibles crímenes de guerra. Estas declaraciones intensifican la presión sobre la administración estadounidense en un momento crítico de tensión internacional.
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