A medida que Donald Trump se prepara para su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, su equipo ha comenzado a delinear las ambiciosas y controvertidas políticas internacionales que podrían desarrollarse una vez que asuma el cargo el próximo 20 de enero. Entre sus propuestas más destacadas se encuentra la resurrección de la idea de comprar Groenlandia, un territorio semiautónomo de Dinamarca, lo cual ya había sido rechazado en su primer mandato. Trump ha calificado recientemente a Groenlandia como una «necesidad absoluta» para Estados Unidos, volviendo a despertar tensiones diplomáticas con Dinamarca y, específicamente, con el primer ministro de Groenlandia, quien ha reiterado que la isla no está en venta. Además, su interés en el Canal de Panamá ha resurgido debido al aumento en las tarifas impuestas por Panamá y la creciente influencia china en la región, provocando una firme respuesta del presidente panameño en defensa de la soberanía nacional.
En un giro hacia México, Trump ha avanzado con la idea de clasificar a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas, abriendo así la posibilidad de una intervención militar «blanda» para combatir el narcotráfico, situación que ha tensado aún más las relaciones con su vecino del sur, provocando el rechazo de la presidenta Claudia Sheinbaum. En otro sorprendente anuncio, Trump mencionó la posible anexión de Canadá como el «estado número 51», lo cual ha sido percibido oficialmente como una broma, pero que ha generado preocupación sobre sus intenciones expansionistas en la frontera norte. Estas propuestas, que incluyen fortalecimiento militar y acuerdos comerciales revisados, han sido vistas como señales de un enfoque agresivo y provocador en política exterior que podría redefinir el escenario internacional durante su próxima administración.
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