Desde su regreso a la Casa Blanca en 2025, Donald Trump ha reactivado su política proteccionista con una ofensiva arancelaria que amenaza con sacudir el comercio internacional. El mandatario estadounidense, cuyo enfoque no ha variado desde su primer mandato, anunció recientemente la aplicación de aranceles recíprocos generalizados que están destinados a altos funcionarios de la Unión Europea, a la que acusa de mantener prácticas comerciales «injustas». Esta medida se concibe como una estrategia de negociación para abordar el creciente déficit comercial de Estados Unidos que, según datos, ha alcanzado niveles récord. Durante el periodo de Trump en el poder, de 2017 a 2020, el déficit se amplió considerablemente, escenario que se potenció bajo el mandato de Joe Biden con un marcado aumento de importaciones de productos europeos y de otras partes del mundo.
La reacción de Europa, particularmente afectada por el nuevo enfoque de Trump, está marcada por la incertidumbre. La volatilidad afecta tanto al comercio como a la inversión, especialmente en sectores clave como la automoción y la industria manufacturera. A pesar de que los aranceles todavía no han sido oficialmente instaurados, la amenaza ya ha generado una inquietud palpable en los mercados europeos, dejando a las empresas en una posición de cautela. Según expertosen finanzas, como los analistas de UBS y Goldman Sachs, la incertidumbre alimentada por estas decisiones podría ralentizar el crecimiento económico en Eurozona, afectando el flujo de capital. Además, ante las posibles nuevas políticas proteccionistas dirigidas también a China, las repercusiones sobre las relaciones comerciales bilaterales y la estabilidad del mercado global son vistas con recelo por parte de analistas económicos, quienes señalan un futuro complicado en el ámbito del comercio internacional.
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