El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha reiterado sus intenciones expansionistas al manifestar su interés en adquirir Groenlandia y retomar el control del canal de Panamá. Durante una rueda de prensa en su mansión de Florida, Trump expresó que ambos territorios son esenciales para la seguridad económica de Estados Unidos, dejando abierta la posibilidad de utilizar presiones militares o económicas para lograr sus objetivos. Además, el republicano sugirió que Canadá debería ser parte de Estados Unidos, cuestionando las contribuciones de su vecino del norte a la OTAN, y provocó reacciones firmes tanto en Ottawa como en Dinamarca. La ministra de Asuntos Exteriores canadiense, Melanie Joly, y el primer ministro Justin Trudeau rechazaron enérgicamente cualquier noción de anexión, resaltando la independencia de Canadá y su alianza con Estados Unidos.
Paralelamente, la visita de Donald Trump Jr. a Groenlandia ha suscitado especulaciones sobre las ambiciones de su padre de convertir la isla en territorio estadounidense. Aunque el gobierno autónomo de Groenlandia califica el viaje como personal, la presencia del hijo del mandatario electo ha reavivado el debate sobre la soberanía de la isla, planteando cuestiones sobre los derechos de los groenlandeses y las tensiones crecientes con Dinamarca. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, reafirmó que Groenlandia no está a la venta, subrayando que el futuro del territorio dependerá de sus propios habitantes. Las crecientes fricciones entre Copenhague y Nuuk, combinadas con el respaldo casi absoluto del Partido Republicano en el Congreso estadounidense, han convertido las ambiciones de Trump en un tema menos descabellado de lo que parecía en 2019, cuando se planteó por primera vez la posibilidad de compra de Groenlandia.
Leer noticia completa en El Pais.
