La farmacéutica estadounidense Bristol Myers Squibb ha anunciado un movimiento inesperado en el mercado global de medicamentos al lanzar en el Reino Unido su nuevo tratamiento para la esquizofrenia, Cobenfy, al mismo precio que en Estados Unidos, alrededor de 1.600 euros mensuales. Este anuncio desafía la práctica habitual de establecer precios más altos en EE. UU., donde las compañías tienen libertad para fijarlos, y viene acompañado de una advertencia a las autoridades británicas sobre la posibilidad de retirar el medicamento si no se reconoce su valor. Simultáneamente, Pfizer acordó equiparar los precios en EE. UU. con los más bajos de otros países, aplicando la cláusula de «nación más favorecida», en un esfuerzo por reducir los costos médicos en el país.
El escenario actual refleja una sacudida en el sector farmacéutico impulsada por las políticas del expresidente Trump, quien instó a las farmacéuticas a disminuir los precios en EE. UU. y aumentar los costos en Europa para compensar las pérdidas. Este enfoque ha sumido al sector en la incertidumbre, con un posible aumento de la presión sobre los precios en Europa, mientras las farmacéuticas y las autoridades europeas evalúan el impacto potencial. Expertos señalan que la diferencia de precios se origina en las políticas poco reguladas de EE. UU. para establecer precios farmacéuticos, fenómeno que Trump intenta abordar sin cambiar el marco regulatorio. El futuro de este dinámico juego entre las farmacéuticas, el gobierno estadounidense y la Unión Europea sigue siendo incierto, con la expectativa de que las farmacéuticas sigan adaptando sus estrategias globales para enfrentar estos cambios.
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