El candidato republicano ha declarado que no considera necesario participar en otro debate con la candidata demócrata, argumentando que según sus propios datos, él ganó el último enfrentamiento. Estas declaraciones han generado controversia, ya que diversos analistas y encuestas ofrecen resultados contradictorios sobre quién fue el ganador del reciente debate. Sin embargo, el candidato se muestra confiado en que su desempeño fue superior y no ve el beneficio de repetir el ejercicio.
En el ámbito político, esta decisión podría tener diversas repercusiones. Mientras algunos partidarios del candidato republicano aplauden su postura firme, otros dentro de su propio partido y de la opinión pública en general han expresado que evitar un nuevo debate podría ser percibido como una muestra de evasión ante el intercambio de ideas y propuestas. Por su parte, la candidata demócrata ha señalado su disposición a debatir nuevamente, resaltando la importancia de brindar al electorado la oportunidad de comparar directamente las plataformas y visiones de ambos aspirantes.
Leer noticia completa en El Mundo.