El gobierno de Estados Unidos ha decidido imponer recargos del 25% a Apple si la compañía no fabrica sus iPhones enteramente en el país. Esta medida es parte de un esfuerzo más amplio para impulsar la producción local y reducir la dependencia de las cadenas de suministro extranjeras, especialmente en la industria tecnológica. La administración ha argumentado que trasladar la fabricación a suelo estadounidense generaría empleos e impulsaría la economía nacional, aunque expertos advierten que los costos de producción podrían aumentar significativamente.
Apple, que actualmente depende en gran medida de la manufactura en países asiáticos, se enfrenta a un desafío importante. La empresa podría ver afectadas sus márgenes de ganancia y su competitividad global si no se adapta a esta nueva normativa. Mientras tanto, se espera que la presión del gobierno estadounidense impulse a otras compañías tecnológicas a reconsiderar sus estrategias de producción y a buscar alternativas para cumplir con los requisitos impuestos, en un contexto donde la tecnología y la economía global están profundamente interconectadas.
Leer noticia completa en El Mundo.