El presidente de Estados Unidos ha anunciado un ambicioso plan para crear instalaciones que alberguen a los delincuentes «más violentos» del país. Esta medida surge en respuesta a crecientes preocupaciones sobre la reincidencia y el manejo del crimen violento. El gobierno busca con esta iniciativa reducir la tasa de criminalidad mediante un enfoque más riguroso en la encarcelación de individuos considerados altamente peligrosos para la sociedad. Fuentes oficiales destacan que estas instalaciones estarán dotadas de recursos avanzados en seguridad y personal especializado para garantizar un control estricto de la población reclusa.
El plan ha desencadenado un intenso debate en torno a sus implicaciones éticas y sociales. Defensores de derechos humanos expresan preocupación por el posible aumento de prácticas punitivas excesivas y el impacto en las comunidades vulnerables. También surgen interrogantes sobre la eficacia de concentrar a delincuentes peligrosos en un solo lugar y el desafío de rehabilitar a estos individuos. La administración, sin embargo, defiende la medida como necesaria para proteger a la población y asegura que se implementarán programas de rehabilitación adecuados dentro de estas instalaciones. El proyecto está en fase de consulta y evaluación antes de su presentación formal al Congreso.
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