El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha iniciado el despliegue de 1.500 militares adicionales a la frontera con México, cumpliendo así una de sus promesas clave expuestas en su discurso de investidura. Esta medida apunta a reforzar el control de la inmigración ilegal y mejorar la seguridad en la frontera sur. Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, explicó que Trump firmó la orden ejecutiva para este despliegue el lunes, y que el Pentágono ya ha comenzado la movilización de las fuerzas. Robert Salesses, secretario de Defensa en funciones, detalló que además del envío de tropas, se han autorizado acciones que involucran helicópteros y analistas de inteligencia, lo que representa un incremento del 60% en el personal, en comparación con cifras anteriores desde que Trump asumió la presidencia.
En paralelo, el Pentágono ha informado que ofrecerá transporte aéreo militar para apoyar los vuelos de deportación de más de 5.000 inmigrantes ilegales desde ciudades clave como San Diego y El Paso. Adicionalmente, se planea la construcción de barreras físicas tanto temporales como permanentes para reforzar la seguridad en la frontera, abordando los cruces ilegales y el tráfico ilícito. Pese a la contundencia de estas acciones, los efectivos desplegados, incluyendo los nuevos 1.500 soldados, no están autorizados a realizar tareas policiales directas, debido a leyes que establecen límites claros sobre el papel de las fuerzas armadas en funciones civiles dentro del país. La Casa Blanca ha insistido en que este despliegue es solo el comienzo de una serie de medidas de seguridad nacional planificadas durante la campaña electoral.
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