Desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos hace una semana, su administración ha iniciado una serie de acciones para desmantelar el legado de su predecesor, Joe Biden. En su último movimiento, la oficina presupuestaria de la Casa Blanca ha emitido una orden para congelar subvenciones, préstamos y otras formas de ayudas financieras federales. Esta medida busca examinar y alinear las políticas de financiamiento con la nueva agenda gubernamental. El enfoque de esta revisión es particularmente riguroso hacia aquellos programas que se identifican con lo que Trump y su equipo denominan «ideología woke», la ideología de género y el Green New Deal, reflejando su oposición a las iniciativas progresistas de Biden.
El memorándum, publicado este martes, requiere a las agencias federales detener temporalmente todas las actividades relacionadas con la entrega o compromiso de asistencia financiera federal. Esta intervención tiene como objetivo redefinir las prioridades del gasto público hacia una dirección que refleje los valores y proyectos de la nueva administración. La decisión ha generado reacciones mixtas, con seguidores que aplauden el retorno a políticas más conservadoras y críticos que advierten sobre las repercusiones de un freno abrupto en políticas que abordan temas sociales y ambientales. Se espera que en los próximos días la Casa Blanca ofrezca más detalles sobre el alcance de estos cambios y sus implicaciones para diversos sectores.
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