El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado instrucciones a su Administración para iniciar un nuevo censo de alta precisión que excluya a los inmigrantes indocumentados. Esta decisión llega en un contexto de vehemente discusión nacional sobre la redistribución de los mapas electorales. Trump mencionó en su red social que el censo utilizará datos obtenidos en las elecciones presidenciales de 2024, a pesar de que la legislación actual exige contar a todas las personas en el país, independientemente de su estatus migratorio. La última encuesta de población se llevó a cabo en 2020, y la próxima se espera para 2030.
La controversia se intensifica debido a los intentos de los legisladores republicanos en Texas de redibujar su mapa electoral, una acción respaldada por Trump que podría beneficiar a su partido en las elecciones de medio término de 2026. Esta iniciativa ha encontrado una fuerte oposición entre los demócratas texanos, quienes han abandonado el estado en un intento por bloquear su avance. El gobernador Gregg Abbott ha respondido con amenazas de destitución y arresto. Los críticos resaltan que esta redistribución es inusual, ya que generalmente se realiza utilizando datos más frescos obtenidos de censos decenales, mientras que varios estados demócratas, como California y Nueva York, han planteado la posibilidad de articular medidas similares en respuesta a estos movimientos.
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