Durante el Desayuno Nacional de Oración celebrado en Washington, el presidente Donald Trump firmó un decreto destinado a proteger la comunidad cristiana en Estados Unidos. Este documento instruye al Departamento de Justicia a establecer un grupo de trabajo cuyo objetivo es «erradicar el sesgo anticristiano» y defender los derechos de los cristianos en todo el país. El presidente nombró a la nueva fiscal general, Pam Bondi, como la responsable de liderar esta iniciativa. En su discurso, Trump criticó a diversas agencias gubernamentales, como el Departamento de Justicia, el IRS y el FBI, por lo que describió como prácticas anticristianas, y enfatizó la importancia de eliminar cualquier forma de persecución y discriminación hacia los cristianos dentro del gobierno federal.
Trump destacó que la misión del grupo de trabajo se ampliará para incluir la lucha contra la violencia y el vandalismo anticristiano en la sociedad. Manifestó su compromiso de proteger a los cristianos en distintas esferas de la vida pública, desde las escuelas hasta los lugares de trabajo y las plazas públicas. En sus declaraciones, subrayó que la fe es un recurso invaluable que contribuye a la grandeza de una nación. El presidente subrayó que sin fe, las naciones carecen de visión y unidad, mientras que con la guía de Dios, «todo es posible». Esta medida es parte de un esfuerzo más amplio de la administración Trump para unir al país bajo un discurso de libertad religiosa y justicia para todos.
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