A pocos días de la crucial cita electoral en Estados Unidos, las encuestas reflejan un empate técnico entre Kamala Harris y Donald Trump, con una diferencia tan mínima que podría definirse en los estados considerados clave o bisagra. Aunque Harris mantiene una ligera ventaja en la intención de voto a nivel nacional, este dato no asegura el triunfo debido a que el sistema electoral estadounidense se basa en los delegados del Colegio Electoral. El escenario se mantiene incierto con siete estados decisivos: Georgia, Carolina del Norte, Míchigan, Wisconsin, Arizona, Nevada y Pensilvania. Según análisis del New York Times y FiveThirtyEight, si Trump logra vencer en al menos cuatro de estos, podría alcanzar los 281 delegados, superando el umbral necesario de 270 para proclamarse vencedor.
La tensión se incrementa con un panorama electoral incierto, donde los márgenes de error en las encuestas podrían alterar significativamente el resultado final. A día de hoy, más de 58 millones de estadounidenses ya han votado anticipadamente, mostrando un alto nivel de participación, especialmente en estados clave como Georgia y Carolina del Norte. Las encuestas no son infalibles, y analistas advierten que podrían estar subestimando el apoyo a Harris o a Trump. Si favorecen a Harris, podría ganar los estados críticos de Carolina del Norte, Nevada y Wisconsin, alcanzando los 273 delegados; si subestiman a Trump, podría triunfar en todos los estados bisagra, asegurando una victoria amplia con 312 delegados. En este complejo escenario, la elección depende de factores impredecibles, y ambos candidatos aún tienen probabilidades similares de alcanzar la presidencia.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.