El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha designado a Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Salud y Servicios Humanos, un nombramiento que ha generado controversia dado el historial de Kennedy como crítico de las vacunas y defensor de prácticas de salud cuestionables. En su anuncio en la plataforma X, Trump enfatizó la necesidad de liberar a la población de químicos y productos farmacéuticos dañinos, apostando por restaurar «buenas tradiciones» en la sanidad estadounidense. Sin embargo, la designación de Kennedy ha sido recibida con escepticismo por algunos expertos y legisladores debido a sus opiniones que contradicen el consenso científico, como sus afirmaciones sobre el autismo y las vacunas, y su oposición al tratamiento del agua con flúor.
Además del nombramiento de Kennedy, otras designaciones de Trump, como las de Matt Gaetz y Tulsi Gabbard, han levantado preocupaciones dentro del Senado. La confirmación de estos puestos clave requiere el respaldo unánime de los republicanos, algo que no parece garantizado debido a las divisiones internas reflejadas en la oposición a figuras polémicas dentro del gabinete propuesto. Kennedy, quien brevemente intentó una candidatura presidencial independiente, ha sido acogido por el movimiento de Trump, pero su historial de declaraciones controvertidas y sin fundamento científico, como las relacionadas con el COVID-19, el wi-fi y la leche cruda, podrían complicar su confirmación. Mientras tanto, algunos observadores dentro del Partido Republicano evalúan con cautela su impacto potencial en la definición de las políticas de salud pública del país.
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