El presidente de Estados Unidos ha manifestado su intención de eliminar cualquier influencia progresista en el Smithsonian de Washington, una de las instituciones culturales más importantes del país. El mandatario considera que los valores progresistas no deben formar parte del relato histórico y cultural promovido por la institución. Esta decisión ha generado controversia entre académicos y defensores del arte, quienes argumentan que la diversidad de perspectivas es esencial para reflejar la rica historia y herencia cultural de la nación.
La medida ha sido criticada por diversos sectores que ven en ella un intento de reescribir la historia y limitar la libertad de expresión en el ámbito cultural. Expertos del Smithsonian han expresado su preocupación por la posible censura de exhibiciones y contenidos que promuevan una visión inclusiva y completa de la historia estadounidense. La comunidad museística teme que esta intervención política pueda afectar la credibilidad y el prestigio internacional de la institución, reconocida por su papel educativo y de preservación cultural.
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