La administración de Donald Trump continúa expandiendo su política de aranceles, a pesar de la tregua temporal de 90 días sobre las tarifas impuestas en el marco de la guerra comercial con varios países. El Departamento de Comercio de Estados Unidos ha iniciado nuevas investigaciones para potencialmente aplicar gravámenes sobre las importaciones de productos farmacéuticos y microprocesadores, alegando razones de seguridad nacional. La publicación oficial del Federal Register ha anunciado la apertura de un periodo de consultas que permitirá comentarios y alegaciones durante 21 días. Este proceso permitirá a las autoridades evaluar las implicaciones de estos posibles aranceles en sectores críticos como la tecnología y la salud, antes de tomar una decisión definitiva sobre su implementación.
Los movimientos responden a la creciente preocupación del gobierno de Trump por la dependencia de importaciones extranjeras en sectores estratégicos, especialmente tras la demostrada vulnerabilidad de la cadena de suministro durante la pandemia. En el sector tecnológico, Estados Unidos se enfrenta a retos significativos, ya que actualmente solo produce el 10% de los chips a nivel mundial. La nueva política de aranceles podría impactar a grandes fabricantes como Merck y Eli Lilly, que tienen gran parte de sus operaciones fuera del país. La estrategia, que busca fomentar la producción nacional, ha encontrado resistencia en las industrias afectadas, que advierten sobre los riesgos de escasez y trastornos económicos. Sin embargo, algunas empresas ya están respondiendo con anuncios de inversiones significativas en territorio estadounidense, anticipando los cambios regulatorios que podrían redefinir el entorno económico en los próximos meses.
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