El gobierno ha implementado una serie de medidas comerciales que han tomado por sorpresa a la comunidad internacional. Entre las acciones más destacadas se encuentra la imposición de un arancel del 35% sobre productos importados de Canadá. Esta decisión, parte de una estrategia más amplia, busca proteger la industria nacional y responder a las tensiones económicas globales. Las reacciones no se han hecho esperar, con críticas tanto internas como externas, cuestionando la efectividad y las posibles repercusiones de esta política en las relaciones comerciales bilaterales.
Además del arancel a Canadá, se han notificado otras iniciativas encaminadas a fortalecer la economía local. No obstante, estas decisiones han generado incertidumbre entre los socios comerciales tradicionales, quienes analizan respuestas que podrían incluir medidas similares. Expertos advierten sobre el riesgo de una escalada en la guerra comercial que podría afectar a diversos sectores, impactando en el crecimiento económico global. A medida que se desarrollan los acontecimientos, el mundo observa atentamente las próximas acciones y respuestas de las naciones afectadas.
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