Estados Unidos ha decidido implementar un arancel adicional del 40% sobre productos brasileños, elevando así el total a un 50%. Esta medida responde a las acciones del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, particularmente en relación al procesamiento del expresidente Jair Bolsonaro, al que la Casa Blanca acusa de ser un caso de «persecución política». En un comunicado, la administración Trump declaró que las políticas brasileñas representan una «amenaza inusual y extraordinaria» para la seguridad nacional y la economía estadounidense, justificando así el aumento de las tarifas arancelarias.
El presidente Donald Trump había anunciado previamente su intención de incrementar los aranceles, y esta decisión coincide con un deterioro en las relaciones bilaterales que había dejado abiertas posibilidades de diálogo. El Gobierno brasileño se mostró esperanzado en lograr una solución tras semanas de negociaciones, aunque la situación se complica con el anuncio de sanciones contra el juez Alexandre de Moraes, encargado del juicio a Bolsonaro. La Casa Blanca ve en este proceso judicial un grave abuso de derechos humanos, lo que ha intensificado aún más la confrontación entre ambos países.
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