El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado tres órdenes ejecutivas que imponen nuevos aranceles del 25% para bienes provenientes de México y Canadá, y del 10% para productos chinos. La excepción es el petróleo canadiense, que solamente tendrá un arancel del 10%. Las medidas, firmadas desde su residencia en Mar-a-Lago, Florida, reflejan una promesa reiterada de Trump y podrían conducir a una guerra comercial. Según fuentes de la Casa Blanca, existe una cláusula que incrementaría aún más los aranceles si estos países deciden tomar represalias. Estos aranceles cuestionan el tratado de libre comercio de 30 años entre Estados Unidos, México y Canadá, siendo justificados bajo acusaciones contra México y Canadá, relacionadas con el control fronterizo y el narcotráfico.
La respuesta desde México y Canadá no se ha hecho esperar. Claudia Sheinbaum, presidenta de México, asegura que los aumentos arancelarios no preocupan, confiando en la solidez de la economía mexicana, que depende significativamente de las exportaciones a Estados Unidos. Sheinbaum afirma tener varios planes para contrarrestar la medida, aunque sin mencionar posibles aranceles de represalia. Por otro lado, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, advirtió de una respuesta fuerte y razonable, ya que los nuevos gravámenes son vistos como un desafío al comercio bilateral y a la cooperación en seguridad fronteriza. Ambas naciones buscan mantener abiertas las negociaciones, mientras evalúan sus siguientes pasos ante las contundentes medidas estadounidenses.
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