El presidente de Estados Unidos ha autorizado al Departamento de Comercio a imponer un nuevo arancel con el objetivo de proteger a la industria cinematográfica nacional, que, según ha declarado, se encuentra en una situación crítica. La medida busca mitigar lo que se percibe como una rápida declinación del sector, que enfrenta desafíos significativos debido a la competencia internacional y los cambios en los hábitos de consumo, exacerbados por la creciente popularidad de las plataformas de streaming extranjeras. Esta acción forma parte de un esfuerzo más amplio por revitalizar el mercado interno y preservar los empleos en el sector audiovisual.
La decisión ha generado un intenso debate tanto en círculos políticos como en la industria del entretenimiento, con opiniones divididas sobre la eficacia y las posibles consecuencias de la medida. Algunos críticos advierten que los aranceles podrían desencadenar una respuesta negativa de otros países, afectando las exportaciones de contenido estadounidense. Por otro lado, defensores de la iniciativa aseguran que es un paso necesario para asegurar la competitividad de la industria cinematográfica estadounidense a largo plazo. El Departamento de Comercio deberá ahora trabajar en los detalles específicos de la implementación del arancel, mientras se espera que el anuncio tenga efectos inmediatos en el mercado y en las relaciones comerciales internacionales.
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