El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado la presión sobre Intel, exigiendo la renuncia inmediata de su nuevo CEO, Lip-Bu Tan, debido a sus vínculos con empresas chinas. La petición de Trump surge en un momento crítico para Intel, que enfrenta resultados financieros adversos y aspira a recuperar su liderazgo en la industria de semiconductores. Tan, quien asumió el mando de la compañía en marzo, ha sido cuestionado por sus inversiones en empresas chinas, algunas relacionadas con la esfera militar del Partido Comunista. Estas acciones han generado preocupaciones respecto a un posible conflicto de intereses, especialmente tras una carta del senador republicano Tom Cotton solicitando aclaraciones a Intel.
La controversia se enmarca en un clima tenso entre Estados Unidos y China por el dominio tecnológico. El gobierno de Trump ha enfatizado la necesidad de reubicar la producción de semiconductores en EE.UU. y reducir la dependencia de proveedores extranjeros, algo central en la agenda de seguridad nacional. Intel, beneficiaria de una subvención de 8.000 millones de dólares bajo la Ley Chips, declaró su compromiso con la seguridad del país. Sin embargo, enfrenta un escrutinio sobre sus operaciones internas y la viabilidad de sus proyectos estratégicos. La respuesta de la compañía a las acusaciones y las acciones futuras en torno a Tan podrían definir su posición en el competitivo sector tecnológico global.
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