Donald Trump abandonó bruscamente la cumbre del G-7 en Canadá para regresar a Washington ante la creciente tensión en Oriente Próximo. Desde el Air Force One, el presidente estadounidense negó que su retorno estuviera motivado por un intento de mediar un alto el fuego, afirmando que busca un «final real» al conflicto y que Irán debe «rendir las armas y renunciar a su programa nuclear». Trump, que durante el fin de semana se mostraba optimista sobre un posible acuerdo, ahora culpa a Irán de no llegar a un pacto en las negociaciones mantenidas durante semanas. A su llegada a Washington, reiteró que no ha iniciado conversaciones de paz con Irán, a pesar de los rumores, y subrayó su postura firme contra el armamento nuclear iraní.
Mientras tanto, la situación en Oriente Próximo se intensifica. Israel, sin las herramientas militares necesarias para destruir la planta nuclear de Fordow en Irán, busca el apoyo de Estados Unidos para desmantelar el programa nuclear iraní. Trump advirtió a todos de evacuar Teherán, que ha vivido días de caos tras los ataques israelíes que buscan debilitar el poder militar y nuclear de Irán. Estos ataques han dejado más de 220 muertos en Irán y han provocado una respuesta igualmente devastadora con el lanzamiento de cientos de misiles hacia Israel. En este enfrentamiento, también han muerto 24 personas en Israel. La escalada se siente más fuerte que nunca, con ambos países intercambiando ataques y poniendo a la región bajo una tensa expectativa.
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