El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, evalúa la posibilidad de enviar contratistas armados a Ucrania para proteger los intereses estadounidenses sin involucrar directamente a tropas norteamericanas. Este movimiento se inscribe en un contexto más amplio, donde los líderes europeos han propuesto una serie de garantías de seguridad para el país, centradas en prevenir cualquier nueva invasión por parte de Vladimir Putin. La misión de estos contratistas iría más allá de la protección, ya que también podrían colaborar en la reconstrucción de defensas en la línea del frente, siguiendo el modelo de operaciones previas en Irak y Afganistán.
Las discusiones sobre el despliegue de estos militares privados surgieron tras un acuerdo firmado entre Kiev y Washington, que otorgó preferencia estadounidense en los recursos minerales de Ucrania. Aunque la Casa Blanca ha descartado el envío de soldados, Trump ha mostrado disposición a respaldar los esfuerzos europeos por alcanzar un acuerdo de paz, lo que podría incluir medidas como vigilancia aérea, entrenamiento y misiones navales en el Mar Negro. La presencia de estadounidenses en este contexto sería considerada un factor disuasorio clave para liberar la tensión en la región.
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