En un movimiento considerado por muchos como una reafirmación de su política proteccionista, el presidente Donald Trump ha anunciado la duplicación de los aranceles a la importación de acero, llevándolos hasta el 50%. Este anuncio, realizado en una visita a la planta Mon Valley Works-Irvin de U.S. Steel en Pensilvania, se produjo mientras Trump está a punto de autorizar la venta de la histórica compañía estadounidense al grupo japonés Nippon Steel. Aunque el presidente se refirió a esta transacción como una «alianza» para conservar la nacionalidad de U.S. Steel, los detalles de la operación, incluida la implementación de una «acción de oro», aún no han sido claros.
Mientras tanto, el sindicato United Steelworkers ha expresado su fuerte oposición a la venta, argumentando que podría ser perjudicial para los trabajadores siderúrgicos y la seguridad nacional. A pesar de las garantías de Trump sobre el aseguramiento del control estadounidense, los sindicalistas desconfían, afirmando que Nippon solo invertiría si logra la propiedad total. La medida de aumentar los aranceles también ha generado preocupación por su impacto en los precios del acero, que ya han subido un 16% desde la llegada de Trump al poder. Los trabajadores, sin embargo, mostraron un respaldo considerable al presidente durante su visita, reafirmando el apoyo a sus políticas comerciales proteccionistas.
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