El presidente de Estados Unidos ha anunciado medidas para controlar las manifestaciones que se han desatado en varias ciudades en respuesta a las redadas realizadas por agentes federales de inmigración. Estas operaciones han generado polémica y una fuerte resistencia entre grupos defensores de los derechos humanos y comunidades afectadas. En un intento por evitar que las protestas escalen, el mandatario ha instado a las autoridades locales a tomar acciones más estrictas para mantener el orden público, argumentando que la seguridad nacional depende de la aplicación firme de las leyes migratorias.
Las redadas, llevadas a cabo en diversas áreas urbanas, han sido criticadas por su dureza y el temor que han generado entre las poblaciones inmigrantes. La administración sostiene que estas operaciones son necesarias para abordar problemas de seguridad interna y hacer cumplir las leyes existentes. Sin embargo, los opositores ven estos esfuerzos como una violación de derechos y un intento de intimidar a las comunidades más vulnerables. Las manifestaciones han contado con una amplia participación de diversos sectores sociales, quienes piden el cese inmediato de las redadas y un enfoque más humano en la política migratoria del país.
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