Este martes, Estados Unidos ha dado un giro inesperado a sus políticas comerciales al imponer aranceles del 25% a las importaciones de sus vecinos más cercanos, México y Canadá, un movimiento que marca el fin de Norteamérica como una zona de libre comercio. Utilizando el fentanilo como pretexto, el presidente Donald Trump ha optado por desafiar el tratado comercial que previamente había firmado, impactando de manera significativa a los mercados financieros. La inesperada implementación de estos aranceles ha provocado un terremoto en Wall Street, con el Nasdaq cayendo un 2,6% y el índice S&P 500 retrocediendo un 1,8%. Estas medidas también han afectado a las monedas de Canadá y México, aumentando la presión inflacionaria y generando un clima de incertidumbre económica tanto en Estados Unidos como en sus países vecinos.
La decisión unilateral de Trump no solo ha deteriorado las relaciones diplomáticas con México y Canadá, sino que también ha desatado posibles retaliaciones. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, amenazó con responder con aranceles equivalentes, mientras que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, aún busca diálogo con Washington para mitigar el impacto. Además de los efectos económicos inmediatos, como el encarecimiento de productos industriales y de consumo, estas políticas proteccionistas de Trump están destinadas a erosionar la confianza del mercado y a acentuar el déficit comercial estadounidense, que ya ha alcanzado cifras récord. Con el comercio internacional en riesgo de fragmentarse, las medidas de Trump han abierto una nueva era de proteccionismo que dista de las prácticas de cooperación económica previas en la región.
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