El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha supervisado personalmente la instalación de dos grandes banderas frente a la Casa Blanca, a las que ha presumido como “los mástiles más magníficos jamás fabricados”. Durante su intervención, Trump aprovechó para criticar al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, exigiendo una reducción en los tipos de interés. Además, abordó la situación con Irán, dejando en el aire la posibilidad de un ataque y enfatizando que podría actuar de manera impredecible. Trump destacó que Irán enfrenta graves problemas y rechazó negociar hasta que no haya una “rendición incondicional”, aunque admitió que nunca es demasiado tarde para las negociaciones.
Mientras tanto, el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jameneí, advirtió a Estados Unidos sobre las consecuencias de cualquier ataque militar. Jameneí enfatizó que Teherán no se rendirá ante la presión estadounidense y señaló que cualquier intervención militar podría tener daños irreparables. En un discurso televisado, insistió en que Irán no aceptará un conflicto impuesto y lanzó advertencias hacia Israel, mencionando que cualquier error sería castigado. La tensión entre ambos países se intensifica, mientras el mundo observa cautelosamente la evolución de esta situación crítica.
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