En su discurso de investidura, el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha prometido revitalizar la economía estadounidense mediante una política energética agresiva centrada en el petróleo y el gas, bajo el lema «Drill, baby, drill». Trump ha declarado que pondrá fin al presunto declive del país y que desde su primer día de mandato firmará órdenes ejecutivas «históricas» para restaurar la grandeza de América. El presidente ha hecho énfasis en su intención de declarar la «emergencia nacional» en la frontera con México para llevar a cabo masivas deportaciones, mientras planea combatir la inflación contribuyendo a la autosuficiencia energética del país.
Con el objetivo de hacer de Estados Unidos una «nación manufacturera» nuevamente, Trump ha manifestado que su administración revertirá políticas ambientales vinculadas al Green New Deal, lo que también tendrá un impacto significativo en la industria automovilística nacional. Ha anunciado la revocación del decreto del vehículo eléctrico para preservar y expandir esta industria, permitiéndoles a los estadounidenses elegir sus propios automóviles como antaño. Trump ha asegurado el relleno completo de las reservas estratégicas de petróleo y ha prometido exportar energía estadounidense al resto del mundo, lo que, según él, llevará a Estados Unidos a ser un país rico nuevamente gracias al «oro líquido» que yace bajo su suelo.
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