En un sorpresivo incidente aéreo, tres bombarderos B-52 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos cruzaron brevemente el espacio aéreo venezolano, el pasado martes, trazando una ruta que parecía llevar un mensaje directo al presidente Nicolás Maduro. Esta incursión fue interpretada por analistas como un acto simbólico de provocación, dado que la trayectoria descrita en los radares dibujaba una señal obscena, comúnmente conocida como la «peineta» del dedo corazón. La acción, que encendió alarmas en Caracas, fue vista como una manifestación poco sutil de la tensión persistente entre ambos países.
La breve incursión de los bombarderos B-52 se dio en un contexto de relaciones diplomáticas ya tensas entre Washington y Caracas. Venezuela, por su parte, protestó enérgicamente, calificando el acto como una violación de su soberanía y un acto de agresión. Hasta el momento, el gobierno estadounidense no ha emitido una declaración oficial sobre el objetivo de la operación, lo que ha dejado a los expertos especulando sobre sus verdaderas intenciones y posibles implicaciones geopolíticas. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con cautela el desarrollo de este nuevo episodio de confrontación en la región.
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