El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha adoptado una postura a favor de las visas H-1B, en un giro significativo con respecto a su administración anterior, en la que restringió el acceso a estos permisos para trabajadores extranjeros de alta cualificación. Al alinearse con Elon Musk, quien ha defendido activamente estas visas, Trump ha causado un alboroto dentro del Partido Republicano, especialmente entre sus sectores más conservadores y críticos de la inmigración. Este apoyo enfatiza la influencia de Musk en la futura administración de Trump, en la que el magnate se ha convertido en una figura central al liderar el Departamento de Eficiencia Gubernamental junto a Vivek Ramaswamy, en un esfuerzo por recortar el gasto público y optimizar recursos. La defensa de Musk de los visados H-1B ha generado fervor, sugiriendo incluso una “guerra” para garantizar la entrada de profesionales extranjeros cualificados a Estados Unidos.
La relación entre Trump y Musk parece fortalecerse en medio de las tensiones políticas internas, uniendo sus voces para contrarrestar a figuras de la línea dura republicana como Steve Bannon y Matt Gaetz. Esta alianza refleja un cambio notable en la política migratoria de Trump desde su mandato anterior, mostrando apertura hacia el empleo de extranjeros altamente calificados. Las críticas no se han hecho esperar, pues prominentes republicanos han calificado el programa de visas como una “estafa”, marcando una clara división dentro del partido. Mientras tanto, Musk sigue expandiendo su influencia, no solo en Estados Unidos sino también en el ámbito internacional, causando inquietud al expresar su apoyo al partido ultraderechista alemán AfD, generando una nueva polémica y agudizando la fractura entre los conservadores tradicionales y los nuevos aliados de Trump.
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