El gobierno de Donald Trump enfrenta críticas por no cumplir su promesa de firmar 90 acuerdos comerciales en 90 días, habiendo transcurrido ya dos tercios del plazo sin concretar ninguno. Hasta ahora, solo ha logrado un principio de acuerdo no vinculante con el Reino Unido y una tregua con China, que busca desescalar las tensiones comerciales. Trump, en un acto en el Kennedy Center, afirmó que pronto enviará cartas a sus socios comerciales con un ultimátum, aunque la falta de avances ha generado escepticismo. Las negociaciones se concentran en unos 15 países, incluyendo Japón y Corea del Sur, mientras que el fantasma de subir aranceles sigue latente, añadiendo incertidumbre a las relaciones comerciales globales.
La estrategia errática de Trump ha generado preocupación entre expertos y mercados, provocando inestabilidad económica. Tras anunciar aranceles globales del 10% que se elevarían según el déficit comercial con cada país, Trump retrocedió frente a la presión de los inversores, acordando una tregua temporal. El incumplimiento de sus plazos se ha convertido casi en un chiste, erosionando la credibilidad de sus anuncios. A pesar de la turbulencia, su base de apoyo permanece leal, lo que sugiere que la administración podría mantener esta impredecible política comercial en el futuro cercano. Durante un foro en Washington, expertos destacaron cómo ciertas industrias podrían adaptarse creativamente para mitigar los efectos de estas políticas inestables.
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