En un giro inesperado de la política comercial en Estados Unidos, el presidente Donald Trump anunció inicialmente una exención temporal de aranceles para productos tecnológicos importados como móviles, ordenadores y memorias USB, aliviando brevemente a Silicon Valley de las tensiones proteccionistas. Sin embargo, menos de 48 horas después, miembros de su gobierno rectificaron en entrevistas televisivas, aclarando que la exención sería temporal y los chips, considerados estratégicos para la defensa, continuarían bajo estudio para futuros gravámenes. Esta decisión generó controversia y confusión en los mercados, subrayando las tambaleantes políticas comerciales de la administración. El debate tuvo lugar en medio de una compleja narrativa de tarifas recíprocas entre EE. UU. y China, que ya ha visto tarifas altísimas impuestas entre ambas naciones.
El domingo, varios asesores económicos de Trump defendieron públicamente la posibilidad de imponer nuevos aranceles a otros sectores, como el farmacéutico. Trump, fiel a su estilo, se dirigió a su red social Truth para culpar a los medios de la confusión por el supuesto anuncio de exenciones. Reiteró su intención de proteger la seguridad nacional mediante el establecimiento de aranceles a productos electrónicos y criticó a China por prácticas comerciales injustas. La situación ha forzado a gigantes tecnológicos como Apple a presionar a la Casa Blanca en busca de alivio, considerando el impacto que los aranceles podrían tener sobre los precios de sus productos, como el iPhone. La anticipación persiste, ya que Trump ha prometido una respuesta más clara sobre el tema al inicio de la semana, coincidiendo con la visita del presidente salvadoreño Nayib Bukele a la Casa Blanca.
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