El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado una orden ejecutiva imponiendo aranceles del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio, sin excepciones, en un movimiento destinado a fortalecer la producción nacional y responder a lo que considera un trato comercial injusto del que su país es víctima por parte de otros, en especial la Unión Europea. Esta medida aumenta los gravámenes previamente impuestos durante su primer mandato y elimina las exenciones antes concedidas a aliados como Canadá, México y Brasil. Los fabricantes estadounidenses de acero han acogido con agrado la decisión, esperando que esto proteja una industria clave para la seguridad nacional, mientras que otros sectores, como el automotriz, enfrentan desafíos al depender de proveedores extranjeros.
En el ámbito internacional, se anticipa que los países afectados, como la Unión Europea, tomarán represalias con sus propios aranceles, una dinámica que ya se vivió durante el anterior mandato de Trump y que demostró tener efectos negativos sobre la economía en general, a pesar de beneficiar a los fabricantes de metales locales. Mientras tanto, el presidente también aprovechó la ocasión para lanzar una severa advertencia al grupo Hamás, prometiendo acciones contundentes si no se reanuda el intercambio de rehenes. Estas declaraciones vienen tras anteriores comentarios sobre la posibilidad de intervenir en Gaza, reflejando su enfoque directo y a menudo polémico hacia la política internacional.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.