El presidente de Estados Unidos ha reafirmado su postura crítica hacia la Unión Europea, argumentando que el bloque fue creado con el propósito primordial de sacar ventaja de su país en materia comercial. Estas declaraciones surgen en un contexto de crecientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y la UE, que han visto cómo aranceles y acuerdos comerciales han sido temas recurrentes de discordia. Según el mandatario, la UE mantiene prácticas que perjudican a la economía estadounidense, sugiriendo que se necesita una revisión profunda de los acuerdos existentes para establecer un intercambio más justo y equilibrado.
Este tipo de afirmaciones no son nuevas en la administración estadounidense actual, que ha adoptado una política de renegociación de acuerdos internacionales con el fin de favorecer los intereses económicos del país. Representantes de la Unión Europea, por su parte, han negado estas acusaciones, sosteniendo que la cooperación transatlántica ha sido históricamente beneficiosa para ambas partes. A pesar de las críticas, la relación entre Estados Unidos y la UE sigue siendo una de las más importantes a nivel global, y el desafío reside en encontrar un terreno común que permita fortalecer los lazos comerciales sin comprometer las economías respectivas.
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