En una escalada de tensiones comerciales, el presidente de Estados Unidos ha criticado vehementemente la reciente decisión de Canadá de imponer un arancel del 25% sobre productos estadounidenses por un valor de 155.000 millones de dólares. Esta medida, anunciada por las autoridades canadienses, responde a lo que Ottawa considera prácticas desleales por parte de su vecino del sur. La reacción del mandatario estadounidense no se ha hecho esperar, calificando la acción como una “agresión económica” y advirtiendo que Estados Unidos tomará represalias para proteger sus intereses. Este conflicto comercial amenaza con tensar aún más las relaciones entre ambos países, que históricamente han sido socios comerciales cercanos y estratégicos.
Analistas económicos advierten que la imposición de estos aranceles podría tener consecuencias significativas para ambos lados, afectando no solo a las empresas, sino también al consumidor. Entre los productos afectados se encuentran bienes manufacturados cruciales y materias primas esenciales para diversas industrias. Esta situación se produce en un contexto global de creciente proteccionismo, donde las disputas comerciales están reconfigurando las alianzas y el flujo de mercancías a nivel internacional. Mientras tanto, sectores afectados en los dos países hacen un llamado a sus respectivos gobiernos para que encuentren una solución negociada y evitar así una guerra comercial que podría tener un impacto significativo en las economías de ambos países.
Leer noticia completa en El Mundo.