En un contexto de polarización política, se ha intensificado el debate sobre el rediseño de distritos electorales y el voto por correo en los Estados Unidos. La iniciativa de redibujar los mapas electorales se percibe como un intento de ciertos grupos por mantener el control del Congreso, un objetivo político que no está exento de controversia. Esta estrategia suele enfrentarse a acusaciones de manipulación electoral, ya que busca aprovechar los cambios demográficos para favorecer a un partido sobre otro. Este esfuerzo coincide con una campaña destinada a restringir el voto por correo a nivel federal, un método de votación que ha ganado popularidad en los últimos años por su conveniencia y accesibilidad.
Las propuestas para limitar el voto por correo han generado críticas por parte de defensores de derechos civiles que argumentan que tales medidas podrían suprimir la participación electoral y afectar de manera desproporcionada a comunidades minoritarias. Los opositores sostienen que estas restricciones son un retroceso en el acceso electoral e insisten en la necesidad de fomentar el voto amplio y accesible. La convergencia de estas dos iniciativas ha encendido el debate público sobre la equidad del proceso electoral y plantea interrogantes sobre el futuro de la democracia representativa en el país.
Leer noticia completa en El Mundo.