El mundo del ajedrez se vio sacudido la semana pasada cuando Magnus Carlsen, el consagrado campeón del mundo, desafió las normas de vestimenta establecidas por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) al presentarse a sus partidas vistiendo vaqueros, lo que resultó en una sanción. Este acto provocó el retiro momentáneo del noruego de la competición. Sin embargo, tras intensas discusiones entre Carlsen, el presidente de la FIDE, Arkady Dvorkovich, y el patrocinador principal, se alcanzó un acuerdo que facilita una flexibilidad en las normas de vestimenta. Así, Carlsen ha vuelto a participar en el Mundial Relámpago, dejando atrás las tensiones y abriendo camino para que otras modificaciones se consideren adecuadas.
El anuncio de Dvorkovich sobre la posibilidad de «pequeñas desviaciones elegantes» en el código de vestimenta ha sido un movimiento estratégico para recuperar la participación del astro noruego y evitar cualquier indeseado impacto festivo negativo en vísperas del año nuevo. Carlsen, quien se había mostrado inicialmente reticente a continuar en el Mundial de Ajedrez Relámpago, ha decidido finalmente competir, luciendo su icónico conjunto de vaqueros, camisa y americana. Su decisión ha revitalizado el ambiente del torneo, marcando un nuevo capítulo en su relación con la FIDE y reafirmando su posición en el panorama internacional del ajedrez.
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