La investigación comenzó después de que uno de los propietarios de un vehículo reportara la desaparición de su coche, que había quedado en una zona de depósito destinada a automóviles dañados gravemente por recientes inundaciones. Las autoridades han concentrado sus esfuerzos en esclarecer el paradero de estos vehículos, ya que no se trata de un caso aislado. La ubicación, que se suponía segura, era utilizada como almacenamiento temporal para los coches siniestrados en espera de ser evaluados por las compañías de seguros. La desaparición de vehículos en estas circunstancias ha generado preocupación tanto entre los afectados como en las aseguradoras, que ahora se enfrentan a pérdidas potencialmente significativas.
El robo de coches de zonas de depósito se ha convertido en un fenómeno inquietante en la región, y las autoridades locales han tenido que reforzar las medidas de seguridad para evitar la sustracción de estos vehículos, que suelen tener piezas aún valiosas para el comercio ilegal. Análisis preliminares apuntan a que las pandillas especializadas pueden estar detrás de estos robos, aprovechando el caos generado por las inundaciones y la vulnerabilidad temporal de los depósitos. Este caso ha resurgido el debate sobre la necesidad de actualizar los protocolos de seguridad en las áreas designadas para el almacenamiento de vehículos dañados tras desastres naturales.
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