El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido mantener las tasas de interés en la zona euro en un intento de apuntalar la tambaleante economía de la región. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, señaló que, aunque se han observado signos de recuperación, la incertidumbre global y las tensiones geopolíticas continúan siendo factores de riesgo. La institución buscará seguir monitorizando indicadores clave, como la inflación y el crecimiento del PIB, para ajustar sus políticas en consecuencia, mientras enfrenta el desafío de equilibrar el crecimiento económico con la estabilidad de precios.
En paralelo, varios líderes económicos han manifestado su preocupación por la posibilidad de una recesión prolongada si las tensiones comerciales entre grandes economías no se resuelven. Los analistas también destacan la importancia de las reformas estructurales para impulsar la competitividad y la innovación en el bloque. Mientras tanto, la implementación de políticas fiscales más expansivas en algunos países miembros ha sido recibida con escepticismo, ya que podría poner a prueba los límites de las normas fiscales de la Unión Europea. La situación subraya la necesidad de una coordinación más estrecha entre las políticas nacionales y comunitarias para asegurar una recuperación sostenible.
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