Las juezas progresistas del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Sonia Sotomayor, Ketanji Brown Jackson y Elena Kagan, manifestaron su enérgico desacuerdo con la decisión de otorgar inmunidad criminal a expresidentes, calificándola como un peligro para la democracia y una burla al principio de que nadie está por encima de la ley. Argumentaron que esta sentencia reconfigura de manera alarmante la institución presidencial, creando una «zona libre de leyes» que podría tener consecuencias catastróficas en el futuro. La postura de las magistradas generó un significativo revuelo mediático en Estados Unidos, destacando sus trayectorias y convicciones que las han llevado a cuestionar fervientemente la decisión de sus compañeros.
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