Ignacio Zaldívar, director del proyecto, fue explícito al mencionar a los involucrados que Jésica, identificada como «la sobrina del ministro», debía mantenerse fuera de cualquier controversia o intervención administrativa. Esta instrucción no fue una simple sugerencia, sino una orden directa proveniente de la Presidencia de Adif, subrayando la importancia de proteger a la joven y evitándole cualquier tipo de problema o investigación.
La relevancia del parentesco con altas esferas del gobierno resalta una vez más las conexiones y privilegios que ofrecen vínculos familiares en determinados sectores. La notificación de Zaldívar no solo refleja la influencia política en decisiones empresariales, sino también la posible presión interna dentro de Adif para mantener la situación bajo control, asegurando que Jésica esté «protegida» por su relación con un alto funcionario.
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