La repatriación de la nube, también conocida como migración inversa de la nube, ha generado un creciente interés entre las empresas que buscan controlar los elevados costos a largo plazo y reducir la dependencia de la infraestructura impuesta por los gigantes tecnológicos. Aunque este proceso es complejo y desafiante, una estrategia inteligente y bien considerada puede hacer que la transición sea mucho más fluida.
Adoptar un enfoque por fases es esencial para una migración exitosa. Tratar de trasladar toda la infraestructura de una vez puede ser comparado con «cambiar las ruedas de un vehículo en movimiento». Algunas empresas han tomado hasta 18 meses para completar su migración, destacando la importancia de comprender en detalle la infraestructura antes de considerar entornos alternativos. Un enfoque por fases minimiza el impacto en las operaciones diarias.
Otro reto significativo es la introducción de nueva tecnología. Los proveedores de la nube a gran escala suelen poner obstáculos para replicar exactamente el entorno en otro lugar, lo que requiere la contratación o subcontratación de expertos. Por ejemplo, al usar productos escalables de bases de datos específicos, se necesita experiencia para seleccionar manualmente los tipos de instancias adecuadas en un nuevo entorno. Este proceso implica estar preparado para explorar nuevos enfoques y realizar ajustes en las aplicaciones después de la migración.
Dimensionar adecuadamente la infraestructura es otro aspecto crucial al salir del entorno a gran escala. La elección de servidores que se ajusten a las necesidades reales de la empresa es vital, ya que puede implicar el riesgo de sobre o subdimensionamiento. Conocer en detalle los datos estadísticos del entorno actual es clave para seleccionar servidores apropiados en la nueva infraestructura. Además, trabajar con un socio de hospedaje puede incluir pruebas exhaustivas para asegurar la correcta configuración.
La migración de datos presenta su propio conjunto de desafíos. Este proceso puede durar desde días hasta semanas, dependiendo del tamaño del conjunto de datos. Las empresas pueden optar por realizar una copia de seguridad física, que aunque rápida, implica un desfase temporal, o una copia de seguridad virtual, que es más lenta, pero adecuada para conjuntos de datos más pequeños. Ambas opciones requieren una planificación cuidadosa de las ventanas de mantenimiento para minimizar el impacto en los clientes.
Durante la migración, es común mantener dos entornos de infraestructura simultáneamente, lo que genera costos de duplicación. Este período de superposición es esencial para asegurar que el nuevo entorno funcione correctamente antes de abandonar la infraestructura anterior. Estos costos deben ser previstos desde el inicio del proyecto para evitar sorpresas desagradables, haciendo la planificación y el presupuesto clave para un proceso de migración sin problemas.
Finalmente, las infraestructuras empresariales no solo dependen de la conectividad interna, sino también de múltiples proveedores externos. Una auditoría exhaustiva y documentación detallada de todas las conexiones de terceros son fundamentales para la planificación de la migración. Colaborar con un socio de infraestructura puede garantizar el éxito en la transferencia de todas estas conexiones.
La planificación emerge como el pilar fundamental de una estrategia de salida de la nube exitosa. Dado que la migración no es una tarea habitual para la mayoría de las empresas, la planificación meticulosa y la preparación para cualquier eventualidad son cruciales. Una estrategia bien investigada, bien financiada y bien planificada puede garantizar que la transición cause el menor tiempo de inactividad posible para la empresa y sus clientes, logrando mayor independencia y flexibilidad a largo plazo.