El sector turístico actual representa una oportunidad histórica para el Caribe, siendo un pilar económico clave con un notable potencial de crecimiento. Sin embargo, para maximizar este potencial, es esencial que gobiernos, empresas privadas y sociedad civil trabajen en conjunto para abordar los múltiples desafíos que enfrenta la industria. A pesar de que el turismo constituye más del 22% del PIB regional y genera cerca de 2,75 millones de empleos, aún no alcanza su máximo potencial. El turismo de cruceros, a pesar de ser un sector visible, genera un gasto reducido comparado con el de visitantes que pernoctan o buscan aventuras. El sector enfrenta retos de negocio, experiencia del usuario y tecnología, al tiempo que debe mitigar su creciente impacto ambiental sobre los frágiles ecosistemas costeros.
Según un informe del Banco Mundial, es crucial que el Caribe adapte sus estrategias turísticas, priorizando la sostenibilidad y la innovación. La región debería apostar por la economía azul y el turismo sostenible, aprovechando los recursos oceánicos de manera responsable. Existe un creciente mercado para experiencias auténticas e inmersivas, donde los viajeros buscan conectar con culturas y entornos locales. La tecnología digital también desempeña un papel vital, transformando cómo los turistas planifican y disfrutan sus viajes. Países como Dominica y Santa Lucía ya están avanzando en iniciativas de turismo sostenible. Un enfoque más colaborativo en la región fortalece su poder de negociación y ayuda a construir un futuro turístico resiliente e inclusivo, que beneficie tanto a las comunidades locales como a los viajeros.
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