Durante la próxima década, se llevarán a cabo intervenciones significativas en cerca de 30 zonas, priorizando aquellas con el mayor valor arquitectónico y ambiental. Estas actuaciones buscan no solo la preservación del patrimonio existente, sino también la revitalización de áreas clave que han sido históricamente significativas pero que requieren de intervención para evitar su deterioro. El plan, que involucra a distintas entidades gubernamentales y organizaciones civiles, se centrará en la restauración de edificaciones emblemáticas, mejora de infraestructuras y expansión de espacios verdes, promoviendo un equilibrio sostenible entre desarrollo urbano y conservación ambiental.
Estas iniciativas representan una respuesta proactiva a la creciente demanda de ciudadanos y expertos por una planificación urbana consciente y respetuosa con el legado cultural y natural. Las acciones también están destinadas a fomentar el turismo cultural y a desarrollar economías locales, mejorando la calidad de vida de los residentes a través del acceso a áreas recreativas bien conservadas y restauradas. Se espera que el proyecto sirva como modelo para futuras estrategias de conservación arquitectónica en otras regiones, demostrando el potencial de la colaboración entre distintas entidades para lograr un desarrollo urbano sostenible y equilibrado.
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