Foxconn Technology Group cerró el segundo trimestre de 2025 con un balance mixto, afectado por la volatilidad de las divisas y la incertidumbre macroeconómica. A pesar de estos desafíos, la firma taiwanesa mostró solidez al apostar por proyectos de inteligencia artificial (IA).
La planta de Foxconn en Lordstown, Ohio, está siendo transformada en un centro para ensamblar servidores y hardware especializado para centros de datos de IA, dejando atrás su enfoque inicial en vehículos eléctricos. Este cambio responde a la creciente demanda de infraestructura para modelos de lenguaje a gran escala y aplicaciones en la nube.
Este movimiento refleja la capacidad de Foxconn para adaptarse a los cambios del mercado tecnológico. Con el sector de automoción eléctrica enfrentando problemas por la desaceleración de ventas, la empresa busca destacar en la revolución digital dominada por la IA generativa.
A nivel global, Foxconn está diversificando sus cadenas de producción para reducir su dependencia de China y Taiwán, y está enfocándose en Norteamérica, India y el sudeste asiático. Esto no solo responde a las tensiones geopolíticas, sino también a la demanda de gigantes como Microsoft y Amazon que requieren servidores a gran velocidad.
Además, Foxconn está formando alianzas con fabricantes de chips y proveedores de cloud para consolidarse como un socio clave en la tecnología optimizada para IA.
Este cambio estratégico apunta a que Foxconn evolucione de un simple ensamblador a un actor clave en la infraestructura digital global. Sin embargo, algunos analistas advierten sobre los retos financieros inmediatos, como los costos energéticos y de transporte.
Para finales de 2025, la planta de Ohio será crucial para determinar si la apuesta por la IA proporciona a Foxconn una defensa sólida ante las turbulencias económicas y los cambios en la demanda tecnológica.
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