En diciembre de 2028, el uso de agentes de inteligencia artificial ha transformado drásticamente la organización de tareas cotidianas, como la planificación de eventos. María, una madre ocupada, ha delegado la planificación del cumpleaños de su hija a su agente de IA, que negocia simultáneamente con doce proveedores. En minutos, el agente asegura la torta perfecta de una panadería local, verifica certificaciones libres de alérgenos, reserva un animador y coordina bolsas de golosinas que cumplen con restricciones alimenticias, todo manteniéndose un 15% por debajo del presupuesto.
Este avance no es teórico; la infraestructura digital que habilita estas interacciones está redefiniendo el comercio, el marketing y la atención al cliente. Con la llegada de «Tasks» de OpenAI, que otorgan a ChatGPT la capacidad de realizar tareas para los usuarios, se anticipa un futuro donde las IA manejen operaciones complejas de manera autónoma.
La evolución hacia un internet centrado en agentes promete revolucionar sectores como los pagos y el soporte al cliente. El comercio electrónico, tradicionalmente centrado en usuarios humanos, ahora comienza a adaptarse a un modelo donde los agentes actúan en lugar de las personas. Surge así el reto de detectar fraudes, ya que los sistemas actuales están diseñados para identificar patrones humanos, no de agentes.
Se están explorando sistemas de pago como «billeteras de agentes», que permitirían un control detallado del gasto y una detección de fraude en tiempo real. Además, la experiencia de compra podría transformarse de un proceso que requiere intervención humana a uno donde los agentes evalúan continuamente la alineación de las transacciones con los objetivos establecidos.
Las campañas de marketing también se adaptarán, permitiendo que los agentes mantengan consultas persistentes sobre las necesidades y preferencias de los usuarios. Así se crearán ofertas programáticas en tiempo real, dirigidas específicamente a los intereses de cada consumidor, eliminando la necesidad de correos promocionales tradicionales.
El soporte al cliente se verá transformado mediante la comunicación entre agentes AI, lo que permitirá resolver problemas y gestionar solicitudes de manera más eficiente, sin intervención humana.
A medida que los agentes de IA evolucionan, no solo optimizan transacciones y atención al cliente, sino que desafían conceptos establecidos como las interfaces orientadas al lenguaje. La interpretación dinámica del contenido en diversas lenguas asegura que las barreras lingüísticas se disuelvan, democratizando el acceso a servicios y productos globalmente.
Este giro hacia un modelo económico donde los agentes asumen roles activos en el comercio promete crear oportunidades y desafíos, especialmente para las pequeñas empresas que deben adaptarse a una era tecnológica orientada a transacciones automatizadas. Adaptarse rápidamente será crucial para el éxito en un panorama digital en constante evolución.