Durante el fin de semana del Gran Premio de México, Rocío Basán y otros vecinos de la colonia Cuchilla Agrícola Oriental ven una oportunidad de negocio ante la llegada de miles de aficionados al Autódromo Hermanos Rodríguez. Desde la madrugada, Basán monta su puesto de tamales, atole y pan dulce, aprovechando la afluencia de trabajadores y visitantes. A pesar de los inconvenientes de calles bloqueadas y posibles altercados, los residentes adaptan sus tiendas y servicios para atender la demanda, ofreciendo desde comida tradicional hasta innovaciones como los «dorilocos», una mezcla de frituras y salsas.
Esta actividad comercial no solo es un medio de subsistencia, sino también una forma de compensar las molestias que genera el evento. Vecinos como Fátima Reyes diversifican su oferta culinaria y aprovechan la tecnología para mejorar el servicio, mientras que bicitaxis y otros negocios informales florecen alrededor del circuito. Clara Brugada, jefa de Gobierno de Ciudad de México, destaca la creación de casi 9.000 empleos durante estos días, subrayando el impacto económico significativo del evento que, aunque momentáneo, representa una vital inyección económica para la comunidad local y sus habitantes.
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