Ricardo García de la Fuente llegó a Madrid con apenas 15 años, trayendo consigo el gran «tesoro» de su tierra natal: las tradicionales garrotas de madera. Sin embargo, su destino dio un giro inesperado cuando descubrió su verdadera vocación en el arte. En pocos años, Ricardo se convirtió en un destacado artista, especializado en lienzos de temática campestre que evocan la serenidad y belleza del entorno rural de su infancia. Sus obras, cargadas de nostalgia y maestría, reflejan una conexión profunda con la naturaleza, convirtiéndolo en un referente dentro del panorama artístico madrileño.
A pesar de su éxito en el arte, García de la Fuente nunca perdió el vínculo con sus raíces. Las garrotas de madera, con las que comenzó su aventura en la capital, siguen presentes en su vida, trabajando en ellas con igual dedicación. Para él, estas piezas artesanales representan un puente entre su pasado y el presente, una forma de mantener viva la esencia de su origen. Su historia es un testimonio inspirador de cómo los sueños pueden evolucionar y adaptarse, integrando tradición y pasión en un camino único y personal.
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